sábado, abril 28, 2007

La Palabra está escrita en los genes


Desde hace tiempo vengo analizando que el ADN no es una simple molécula de proteína, es una molécula sabia e inteligente, que sabe lo que hace y sabe lo que dice. Si alguien escribio esto, solo pudo ser una inteligencia, un Dios que sabe de palabras para escribir instrucciones precisas. Entonces será esto lo que llaman la Palabra, por quien fueron hechas todas la cosas. El código genético es un lenguaje cifrado, escrito en clave, o en lenguaje particular que la vida entiende. La revolución que supuso el darwinismo, con sus innovadoras teorías sobre la selección natural, la supervivencia del más fuerte, la evolución de las especies, etcétera, fue sustituida por el marxismo y el freudismo. Mientras los darwinistas defendían a capa y espada que los genes determinan el destino de las personas, Marx aseguraba que era la clase social la que determinaba el destino del ser humano y Freud achacaba al drama edípico vivido en la familia el destino del individuo.
La controversia entre los fundamentalistas que atribuían a los genes o a elementos externos el destino del individuo, hicieron temblar los fundamentos sobre los que se sustentaban todas las creencias acerca de la naturaleza humana. ¿El mono evoluciona por sus propios medios hasta ser un hombre o el control social nos condiciona como si fuéramos piezas de una precisa obra de ingeniería?
En los años cincuenta se impusieron las teorías de la dominación de clases y de la pulsión sexual, treinta años después tales teorías eran ya reliquias del pasado, supercherías, había nacido la neurociencia.
Ahora el destino del hombre está regido por la comprensión de ese lenguaje, la genética: la tendencia al alcoholismo, a la obesidad, a la ludopatía, a la poligamia, al asesinato, a determinados tipos de cáncer, a la felicidad o al pesimismo... Todo se halla escrito en códigos inscritos en los genes, como un programa de base que permite operar al cerebro valiéndose esa poderosa red de neuroship, con un sinnúmero de aplicaciones o programas secundarios, pronto será posible reformatear el código para adquirir nuevas habilidades y deshacernos de la nocivas. Ahí está nuestra esperanza hasta que alguien demuestre lo contrario.